Hace unos meses atrás me paró un chico por la calle dándome una invitación para una conferencia gratuita de técnicas de aprendizaje avanzado. Quise esquivar esta invitación, ya que pensaba que se trataba de una ONG más. Afortunadamente me acabé parando (solamente quería saber de que trataba de forma breve) y a día de hoy aún agradezco que me diese esa invitación y que yo eligiese escuchar y averiguar si podía ser útil para mi.
Para explicarme su utilidad, estuvimos comparando diferentes métodos de estudio y me di cuenta de algo que ya sabia: nunca me habían enseñado como estudiar de forma eficaz y, a la vez, el hecho de repetir y reescribir sin parar nunca me ha dado la sensación de que sea la mejor manera de aprovechar el tiempo y recordar las cosas a largo plazo. En aquel momento, quise saber si se podía realmente aplicar un método más eficaz y me enseñó un pequeño ejercicio de memorización de 20 números. Yo pensé que necesitaría 5 minutos para saberlo perfectamente, mientras él lo hizo en 30 segundos. La verdad es que no me hice el sorprendido, pero por dentro estaba realmente alucinando. En ese instante imaginé como podía llegar a construir mi futuro bajo esa eficiencia.
Así que opté por ir a la reunión que se hacía el dia siguiente. No tenia nada que perder.
Mientras buscaba la dirección, vi dos personas que estaban debajo de la oficina y empezaron a presentarse muy amablemente. Esto me sorprendió bastante, aunque si lo piensas bien, es lo mínimo que espera un potencial cliente cuando va a ver si le interesa un producto. Cuando me di cuenta había empezado ya la conferencia y empecé a tomar apuntes sobre como funcionaba la memoria, ya que nunca me había parado a averiguar como utilizarla como un acelerador.
Acabada la parte teórica (parte breve), me enseñaron una estrategia para ver como aplicar la parte teórica enseñada anteriormente. Antes de conocer esta estrategia, no recordaba casi nada de todas las informaciones que tenia que memorizar. En cambio, 2 minutos después, con la estrategia enseñada y aplicada, recordé prácticamente todas las informaciones que debía memorizar.
A partir de aquí llegaron entre dos y tres ejercicios. En uno de ellos memorizaron una serie de palabras que cada una de las personas que estaban en la presentación les dictaba, pudiendo ser estas palabras clave de un tema a estudiar o palabras extranjeras para aprender un idioma; en otro de ellos, el presentador memorizó una información abstracta (números), es decir, 50 dígitos que ni siquiera vio y solo escuchó una vez y finalmente hubo un ejercicio en el que una persona sabía de memoria 30 paginas de una revista. Esta revista, que sale nueva cada mes, fue repartida entre las personas que vinimos a la presentación y le interrogábamos sobre la página que queríamos. Recuerdo aún perfectamente que quise ponerle a prueba y le pregunté cuanto medía de ancho un barco de la página 17. La persona contestó de forma asertiva y en aquel momento supe dentro de mi que quería esa seguridad. Creo que durante la presentación, antes de que acabe, llega tarde o temprano un momento en el que tienes claro que no quieres hacerlo o que quieres hacerlo y mejorar.
Al acabar ese ejercicio explicaron la estructura del curso y al final de la presentación una mujer me ayudó a buscar una fecha óptima para mi, ya que yo estaba trabajando y estudiando a la vez.
Así que fui a hacer el curso y para ser sinceros, no había tenido la mejor de las semanas y no tenia muchísimas ganas de hacerlo, aunque decidí ir igualmente, puesto que tenia la plaza reservada. Llegué y vi muchas personas que hacían el curso como yo, de diferentes edades y con diferentes objetivos. Después de los primeros tres días me di cuenta que al mismo tiempo, que todos teníamos una cosa en común: ganas de mejorar académicamente o en el ámbito laboral.
Si tuviese que elegir mi mejor momento durante el curso es aquel en el que empiezas a memorizar cosas que viste en la presentación, pensaste que era imposible y luego se hace posible, incluso de forma más sencilla de la que yo creía en un primer momento.
Después del curso empecé a trabajar con mi tutor, ya que antes del curso yo era un alumno de 6-7 y quería mejorar esta media. En mi primer examen con las técnicas saqué un 9,7 en derecho sancionador. La verdad es que me ha servido muchísimo para sacarme mis estudios de una manera mucho más fácil.